Es una valoración a las deudas emitidas por entidades públicas o privadas con el fin de calificarlas según el riesgo. Sus calificaciones suelen distinguirse mediante unas siglas de letras o de letras y números, donde cada nota refleja un escenario y situación de la institución. Comenzando desde la máxima nota (AAA), que tiene una probabilidad inferior de impago que si tuviera una nota BBB, hasta la más básica, que señala una alta probabilidad de impago (CCC). Las calificaciones oficiales, se diferencian según sean para deudas a corto (realmente se determina la liquidez) o largo plazo (se evalúa la solidez y solvencia), considerando como corto plazo, normalmente, las operaciones con vencimiento hasta un año, y a largo plazo las que exceden del año.
Los inversores, prefieren un menor riesgo de default (menor probabilidad) para un determinado rendimiento, mientras que las notas de calificación más bajas (mayor probabilidad) son las que ofrecen mayores rentabilidades al inversor, como una forma de compensar el mayor riesgo asumido. En el rating influye especialmente:
El volumen de la emisión.
La colateralización.
En las titulizaciones, el orden de prelación.
El coeficiente de endeudamiento del emisor: comparación con el sector.
Estructura de recursos propios y ajenos.
Volatilidad de sus ingresos.
Utilización de capacidad productiva.
Distancia al punto muerto.
Apalancamiento económico y financiero.
Cobertura de la deuda.